La Prudencia en el Gestor

La Prudencia En El Gestor

 Cuando hablamos de valores nos surge la interrogante de si el término PRUDENCIA es uno y si lo es, ¿por qué su aplicación es tan nula en el accionar profesional?

La prudencia es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta.

La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.

La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias a todos los niveles, personales y colectivas, según sea el caso. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos. El recuerdo de la experiencia pasada: Si una persona no sabe reflexionar sobre lo que le ha sucedido a él y a los demás, no podrá aprender a vivir. De esta manera la historia se transforma en maestra de la vida.

Inteligencia del estado presente de las cosas: El obrar prudente es el resultado de un “comprender” mirando la comprensión como la total responsabilidad, como el verdadero amor que libera de las pasiones para llegar al final de la vocación humana “el conocimiento”.

La prudencia como virtud es la capacidad que posee una persona de saber cómo actuar en determinada situación.

La prudencia es la sensatez y rectitud en el obrar, aumentando la capacidad personal para juzgar y actuar rectamente, además puede definirse como un hábito intelectual, una virtud que ayuda a captar la realidad descubriendo lo que es bueno o malo en cada caso particular, nos lleva a apreciar la dignidad de la persona, a descubrir sus derechos y a ver modo concretos de favorecer el desarrollo de los demás.

Para actuar bien es necesario juzgar bien acerca de lo que debo hacer y debatir lo que debo evitar aquí y ahora, es decir en un momento determinado.

Para realizar juicios moral correcto ante una situación determinada es preciso conocer tanto los principios y normas morales objetivas como las particularidades de la acción concreta  sobre la  que recae la decisión.

“La prudencia en la toma de decisiones” es un trabajo desde una perspectiva ética del profesor Jorge Palma de la Universidad Austral de la Facultad de Ciencias Empresariales. En este excelente trabajo académico se toca un aspecto relevante relativo a la prudencia. El autor realiza un esbozo de los elementos más característico de la prudencia y la define asimismo como la cautela o la precaución a la hora de actuar. En este destaca a la prudencia como un tipo de virtud, como una manera de actuar en la institución y lo más relevante: usar la prudencia a la hora de tomar decisiones. Así asumimos una de las decisiones planteadas por Aristóteles, “la recta razón en el obrar”.

En nuestra experiencia docente, la prudencia ha sido uno de los factores más vitales para poder relacionarnos en el entorno laboral. De hecho, podemos ejemplificar esto de la manera siguiente: hay casos de estudiantes dentro del aula con algunas dificultades como maltrato o abuso sexual, donde no presta atención y no tiene facilidad de expresión, con actitud tímida. De ahí que, se utiliza la prudencia para no hacer prejuicios de su comportamiento, prefiriendo conocer que ocurre antes. Es decir, la prudencia nos permite actuar con justicia, tomando la postura de Aristóteles de que debemos razonar antes de…

En síntesis, podemos destacar la prudencia como el sentido común a la hora de tomar decisiones que aunque no sean de nuestra conveniencia pueden serlo para otros. Ninguna actividad humana puede realizarse sin el uso de la prudencia, más allá de un evento ético.

Aplicando este valor en las cualidades de un gestor, se estima que el mismo debería  actuar de forma justa, adecuada y con moderación. Por tanto se entiende que es imprescindible en los gestores de los centros educativos.

Esta cualidad o valor es de suma importancia en la toma de decisiones, ya que esta permite actuar de manera ética, coherente y razonable ante las decisiones que el gestor amerita ejecutar.

Para la toma de decisiones es importante que el gestor analice la situación, y las alternativas  de solución que se presentan y tome la mejor alternativa, siempre analizando  y eligiendo lo mejor de manera juiciosa, coherente y prudente.

Un gestor debe ser prudente ante cada situación que se presenta en el centro, este debe, además, tener la intención de hacer y ser lo mejor posible ante la situación en cuestión. Este gestor debe transmitir ese sentido de cordialidad y confidencialidad que caracteriza la prudencia.

La forma más sencilla de desarrollar esta cualidad es hacerla parte de su día a día.

Podemos decir entonces que, un gestor es prudente cuando ante las situaciones que se presenten en el centro, el cual amerita la toma de decisiones, este lo haga de manera ética, analítica, razonable y  justa, a fin de mantener una armonía en el centro educativo.

 


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